
Qué es la firma por orden y qué alternativas existen
La firma por orden es una fórmula habitual en entornos corporativos, jurídicos y administrativos donde una persona firma un documento en representación de otra. Aunque no siempre es conocida fuera de estos ámbitos, su uso es perfectamente válido si se cumplen ciertas condiciones. En este artículo te explicamos qué implica esta modalidad de firma, en qué casos se utiliza y qué alternativas existen cuando no puede aplicarse.
¿Qué significa firmar “por orden”?
Firmar «por orden» (abreviado como «p. o.») significa que una persona firma un documento en nombre de otra con autorización expresa para hacerlo. Esta firma se utiliza principalmente cuando la persona que debería firmar no está disponible o ha delegado la firma en alguien de su equipo o entorno de confianza. Se emplea mucho en empresas, despachos profesionales o instituciones públicas, donde los responsables no siempre pueden atender todos los trámites de forma directa.
Para que esta práctica tenga validez, debe indicarse de forma explícita en el documento. Lo habitual es que la persona que firma añada la expresión “p. o.” antes del nombre del firmante original, indicando así que actúa por orden suya.
Por ejemplo:
p. o. Juan Pérez
María López
En este ejemplo, María está firmando por orden de Juan Pérez.
Aunque no equivale a una firma delegada mediante poder notarial, su uso se acepta como representación tácita cuando hay una relación jerárquica clara o una autorización interna válida. Eso sí, ante documentos de alto valor legal o contractual, conviene tener respaldo documental que justifique esa autorización.
¿Es válida legalmente la firma por orden?
Sí, la firma por orden puede ser legalmente válida siempre que haya una relación laboral, jerárquica o contractual que lo justifique. Aunque no sustituye a un poder notarial o a una delegación formal ante notario, en muchos entornos empresariales se acepta como prueba de que existía una autorización interna para firmar en nombre de otra persona. Para mayor seguridad jurídica, se recomienda conservar correos electrónicos, actas internas o cualquier documento que acredite esa autorización. En contextos más formales o litigiosos, se puede complementar con otras fórmulas como la firma delegada, la firma electrónica avanzada o el uso de certificados digitales.
Cuándo se utiliza la firma por orden
Entornos empresariales con estructuras jerárquicas
En muchas empresas, especialmente en aquellas con varios niveles de dirección, es habitual que responsables de área o asistentes de dirección firmen documentos “por orden” de directivos o gerentes. Esta práctica permite mantener la fluidez operativa sin necesidad de interrumpir constantemente a los cargos más altos para tareas de firma rutinarias, como informes internos, autorizaciones o comunicaciones oficiales. Aunque se trata de una firma informal, suele estar respaldada por normas internas o correos electrónicos que justifican la delegación. Eso sí, conviene no abusar de esta fórmula en documentos de mayor peso legal.
Administraciones públicas y sector jurídico
En el ámbito administrativo o jurídico, la firma por orden también es habitual, especialmente en despachos o departamentos con trámites frecuentes. Secretarios técnicos, auxiliares administrativos o letrados junior pueden firmar por orden de un superior jerárquico, dejando constancia del cargo representado. Esta modalidad permite agilizar procedimientos, siempre que se haga bajo supervisión y quede registrada de forma clara. En documentos oficiales, suele acompañarse del cargo o del departamento del firmante original, para reforzar su validez.
Sustituciones puntuales o ausencias
Otro caso común es cuando la persona que debe firmar está ausente temporalmente por vacaciones, enfermedad o viaje. En esos casos, otro miembro del equipo puede firmar por orden para no frenar la actividad. Aunque en muchos casos se optaría por la firma delegada o un poder, si el documento no requiere ese nivel de formalidad, la firma por orden puede ser una solución eficaz. Eso sí, siempre es recomendable dejar constancia de la autorización por escrito, especialmente si se trata de contratos, autorizaciones o compromisos con terceros.
Alternativas a la firma por orden
Firma delegada mediante poder notarial
Una de las alternativas más sólidas es la firma delegada o la firma digital delegada, otorgada mediante un poder notarial. En este caso, la persona firmante actúa en nombre de otra con plena validez legal, gracias a un documento formal registrado ante notario. Es la opción más segura cuando se trata de firmar contratos, aceptar condiciones legales o representar a una empresa o persona en procesos judiciales. Aunque conlleva un coste y un trámite adicional, su fuerza legal es incuestionable y evita posibles impugnaciones o malentendidos.
Firma electrónica con certificado digital
Cada vez más empresas y organismos optan por el uso de firma electrónica avanzada o con certificado digital como alternativa válida, segura y eficiente. Esta opción no solo permite que cada persona firme desde cualquier lugar, sino que garantiza la autenticidad, integridad y no repudio del documento. Además, muchas herramientas permiten automatizar la asignación de firmantes, definir roles y mantener un protocolo claro. Esta solución también permite auditar quién firmó y cuándo, eliminando ambigüedades como las que pueden surgir con la firma por orden.
Sistemas internos de aprobación y trazabilidad
Algunas organizaciones implementan flujos de aprobación internos, donde los documentos no se firman físicamente, sino que se validan a través de plataformas digitales con trazabilidad (como ERP, CRM o plataformas de firma como Portasigma). Estos sistemas permiten autorizar acciones sin necesidad de firmar directamente en cada documento, pero dejando un rastro claro de la decisión tomada. Es una alternativa ideal en entornos con múltiples responsables, donde la agilidad y la transparencia son clave.
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