La firma biométrica: la evolución segura y eficiente de la firma digital
La firma de documentos es una constante en diversos ámbitos, ya se trate de transacciones comerciales como de trámites legales. En la actualidad, la firma digital se ha ido incorporando tanto al sector público como el privado, por las incontables ventajas que ofrece frente a la tradicional. Su evolución es la firma electrónica biométrica, que gracias a su nivel de seguridad, es capaz de traspasar las limitaciones de las alternativas digitales más sencillas. Pero, ¿Cómo funciona y hacia dónde nos lleva esta tecnología?
Cómo se implementa la firma biométrica en el proceso de firma de documentos
La firma biométrica es el sistema de firma electrónica más avanzado que existe hasta la fecha. Como su nombre indica, se sirve de características de la biometría, que incluye medidas estandarizadas o características físicas intrínsecas que son únicas y exclusivas en una persona.
A través de ellas, que son por ejemplo la lectura del iris o de la estructura facial, la huella digital o el trazado de una firma, se asocian estos parámetros a la identidad de una persona, de manera que cuando los utilice en un momento posterior al registro, se verifica que se trata de ella.
La implementación de la firma biométrica en el proceso de firma de documentos se realiza a través de una infraestructura tecnológica específica para ello. Esta será la encargada de capturar las características biométricas de una persona, ya sean los rasgos físicos o comportamentales. ¿Y cómo lo consiguen? Pues mediante sensores biométricos, que llevan escáneres para las huellas dactilares o cámaras que realizan el reconocimiento facial o del iris.
Una vez que se han capturado estos patrones en tiempo real, los datos se convierten en digitales, se encriptan con técnicas de cifrado y algoritmos de seguridad y se almacenan en un lugar seguro, para que la información conserve siempre la privacidad y la integridad.
Además, con estos datos se crea una plantilla biométrica que se asocia a la persona y que representa su firma única. Cuando se realiza una identificación en un momento posterior, se comparan los rasgos leídos con la plantilla para asegurar que se trata de la misma persona. Es decir, que se verifica la autenticidad de la persona firmante. Si los datos coinciden, la firma se vincula de manera segura y se finaliza el procedimiento en cuestión de segundos, sin tener que utilizar un certificado digital o claves de acceso adicionales.
Beneficios de la firma biométrica en comparación con la firma digital tradicional
La firma biométrica ofrece una serie de ventajas muy significativas si la comparamos con la firma digital tradicional. Si bien esta última cuenta con varios niveles de seguridad que se adaptan a las necesidades particulares que se tengan, no pueden alcanzar todos los beneficios de la biometría y que son los siguientes:
Mayor seguridad
La seguridad es la razón principal por la que se emplea la firma biométrica frente a las demás alternativas. En función del nivel de seguridad jurídica que se requiera, la firma simple puede ser insuficiente. Como hemos indicado, la biometría se basa en características únicas y personales de un individuo, como huellas dactilares, reconocimiento facial o patrones de voz, por lo que no se puede falsificar. Algo que sí sucede con las demás metodologías.
Certeza en la autenticación
Cada tipo de firma digital cuenta con su propio procedimiento de autenticación de la identidad de la persona firmante. El certificado digital, por ejemplo, se considera seguro porque antes de obtenerlo, hay que dirigirse a una oficina a confirmar la identidad presencialmente. Sin embargo, no hay una garantía de que el ordenador en el que se instala corresponda con la persona o de que sea esta quien lo utiliza en los trámites, ya que basta con seleccionarlo en el dispositivo para proceder con las gestiones.
Por el contrario, la firma biométrica no emplea ni contraseñas, ni firmas manuscritas ni tampoco el certificado, sino que se basa únicamente en la verificación mediante sensores. De esta manera, se constata la identidad de la persona.
Rapidez y facilidad en el uso
La firma digital estándar no tiene un procedimiento complejo, pero la eficiencia es menor. Con la biometría, el usuario no debe hacer ningún procedimiento, ya que un sensor puede leer su ojo o la forma de su cara sin notarlo siquiera. Esta lectura basta para que la gestión se lleve a cabo sin necesidad de intervenir.
Prevención del fraude
La firma biométrica contribuye de manera eficaz a la prevención del fraude y de la suplantación de identidad. Al ser única para cada persona, se garantiza que la firma la realiza quien ha sido autorizado para ello y no una persona impostora. En algunos sectores o trámites, esta característica es particularmente relevante, como en los contratos legales o en las transacciones financieras. En estos ejemplos, la integridad es crítica.
Rastro digital y trazabilidad
Si lo que se requiere con la elección del tipo de firma es que haya una trazabilidad sólida, la biométrica es la única que puede garantizarlo al 100%, ya que cuenta con un rastro digital y registros que se pueden auditar posteriormente. Además de incrementar la transparencia durante todo el proceso de la firma, que es relevante en el ámbito legal, también ofrece niveles más altos de confianza.
El futuro de la firma biométrica: tendencias y avances tecnológicos
Desde la llegada del marco jurídico que creó la Unión Europea, y que se conoce como eIDAS (Electronic Identification and Signature), el crecimiento en la digitalización de la firma ha sido progresivo y se calcula que la tasa de crecimiento anual compuesto supere el 26% entre 2021 y 2030. Y de acuerdo con las cifras de Statista, para 2027 el mercado de la verificación de identidad tendrá un valor de 18 billones de dólares.
Este avance no solo se debe a las ventajas que la firma biométrica puede ofrecer a las empresas que opten por ella, sino que los propios consumidores confían en estos sistemas y están de acuerdo en incluirnos en distintos procedimientos para verificar su identidad. Si bien la huella digital es el método más aceptado, con un 93% de aceptación, el reconocimiento facial le sigue con un 77%. En este enlace se pueden consultar diferentes cifras relativas a la biometría.
Los pagos biométricos con sensores de huella dactilar son uno de los sistemas que más se están extendiendo en el momento, pero se prevé que la incorporación de la firma biométrica siga sus pasos, puesto que el tiempo de respuesta se puede ver reducido en un 80%, el rendimiento alcanzaría el 83% y la fidelidad de los clientes aumentaría en un 500%.
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