Datos biométricos: definición y usos

La recopilación de datos es una de las temáticas de mayor actualidad en los tiempos que corren. Pero en esta ocasión, no queremos hacer referencia al análisis de datos que las empresas realizan para identificar patrones y tendencias de sus clientes. Estos también pueden recopilarse con la finalidad de la identificación, la autenticidad y, a grandes rasgos, la seguridad en diferentes entornos. Es el caso de los datos biométricos; una de las herramientas más innovadores y eficaces para la identificación personal. 

¿Qué son los datos biométricos?

Los datos biométricos se refieren a datos personales relativos a características únicas y exclusivas de cada persona. Puede tratarse tanto de aspectos físicos como fisiológicos o incluso del comportamiento. Son, por ejemplo, las huellas dactilares, la voz o el patrón de la firma. 

Todos estos datos permiten la identificación inequívoca de una persona basada en rasgos distintivos. Y es que, aunque parezca que una firma es fácilmente falsificable cuando se conocen los trazos, la presión al escribir o la velocidad varían de un individuo a otro. Es decir, que incluso en dos garabatos aparentemente iguales, podría saberse cuál es realmente el original. 

Por esta característica, los datos biométricos se han convertido en una capa adicional de seguridad, en comparación con los métodos tradicionales de identificación, como los pines o las contraseñas. Además de los mencionados, otros ejemplos de biometría son el reconocimiento facial o de la retina, la geometría de la mano y el patrón vascular.

Para qué se usan los datos biométricos

La aplicación de datos biométricos se centra en la seguridad y en la identificación única de una persona. Sin embargo, los sectores en los que se emplea son diversos. En el ámbito general de la seguridad en espacios físicos, la identificación biométrica facilita el control de acceso a instalaciones sensibles. 

En el sector financiero, se utilizan en el acceso a los servicios bancarios y para autenticar transacciones. Dentro del sector público, la biometría siempre se ha usado para la emisión de documentos de identificación. También están presentes en los controles fronterizos. 

Dentro del sector de la salud, estos datos son útiles para la gestión de historias clínicas o la identificación precisa de pacientes. Y de cara a agilizar transacciones y optimizar procesos en general, la biometría también se emplea en las firmas electrónicas, como medida extra de seguridad. Para poder apostar por esta opción, es necesario que los dispositivos que se utilicen cuenten con la opción de la captura de este tipo de datos. 

Tipos y ejemplos de datos biométricos más comunes

Existen diversos tipos de datos biométricos, cada uno con sus propias características distintivas. Las huellas dactilares son el tipo principal, y ya se ha venido utilizando en los últimos años para desbloquear los teléfonos móviles. Los patrones de las yemas de los dedos son complejos y únicos, así que la identificación es rápida y de gran precisión. Hoy en día, la mayoría de aplicaciones, en particular las que requieren niveles elevados de seguridad, como las bancarias y financieras, utilizan este sistema para el acceso. 

El reconocimiento facial es otra opción popular, también empleada en la actualidad para el desbloqueo de los teléfonos móviles. Se basa en algoritmos que analizan las características faciales únicas de una persona. Además de en móviles, también está presente en los sistemas de seguridad para el control de accesos.  

En tercer lugar, encontramos el reconocimiento de la voz, por el tono o la forma de hablar. Su aplicación es habitual en entornos donde no se puede ver la imagen de la persona, como en la vía telefónica o en los asistentes de voz. 

Cómo se recopilan y procesan los datos biométricos

Para recopilar de datos biométricos es necesario capturar y almacenar la información asociada a las características físicas o comportamentales de un individuo. Por ejemplo, a través de escáneres de huellas dactilares, cámaras de reconocimiento facial o micrófonos para la grabación de la voz, entre otros.

Una vez recopilados, estos datos son procesados para extraer y codificar los rasgos distintivos. Este proceso suele convertir la información biométrica en un conjunto de datos numéricos o códigos que después de podrán comparar y verificar en cada nuevo intento de autenticación. Además, se deben asociar a la identidad de una persona, de modo que cuando se emplean para una finalidad, como el acceso, se verifique que se trata de ella y se autorice el uso en cuestión. 

Los datos biométricos y la protección de datos

Si bien los datos biométricos garantizan niveles muy altos de seguridad, se deben seguir las normativas relativas a la protección de datos, para evitar un mal uso y una divulgación no autorizada.

Por esta razón, cuando se hace uso de ellos, se deben implementar protocolos de seguridad muy avanzados. Estos serían el cifrado de extremo a extremo o los controles estrictos de acceso. Pero además de herramientas de protección, la seguridad también pasa por la formación a los usuarios, para que tomen las precauciones necesarias y se fomente un uso responsable.  

El RGPD y los datos biométricos

Dado que los datos biométricos entran dentro de la consideración de datos personales, están regulados por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). En este texto, estos datos se engloban dentro de una categoría especial y establece que su uso solo se debe emplear en circunstancias concretas. 

Estas requieren del consentimiento informado de la persona titular; es decir, de la que se extraen estos datos personales, tanto sobre la recopilación como el uso final. En cuanto a estas finalidades, deben ser para cumplir con obligaciones o ejercer sus derechos, interés público, motivos laborales, etc. También es imprescindible poder acceder a ellos para corregir errores o eliminarlos

La gestión de datos biométricos y los servicios de confianza

La gestión eficaz de datos biométricos implica la implementación de servicios de confianza, que actúan como intermediarios seguros entre los proveedores de servicios que recopilan los datos y los individuos a los que pertenecen. Estos servicios son los que tienen la responsabilidad en materia de protección de la privacidad y la seguridad y deben ofrecer mecanismos seguros para la autenticación y verificación de la identidad. 

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