
¿Vas a firmar un contrato laboral? Estos puntos deben estar sí o sí
Firmar un contrato de trabajo es mucho más que un trámite administrativo: es la base legal que define los derechos y deberes entre empresa y empleado. Por eso, entender bien su estructura, los elementos que debe contener y las obligaciones que implica es fundamental tanto para evitar conflictos como para garantizar una relación laboral sólida y transparente desde el primer día.
¿Qué es un contrato de trabajo y por qué es importante?
Un contrato de trabajo es un acuerdo legal entre empleador y trabajador mediante el cual una persona se compromete a prestar servicios por cuenta ajena a cambio de una retribución. Este documento regula aspectos esenciales como la jornada, el salario, el puesto de trabajo o la duración del vínculo laboral, y puede formalizarse por escrito o, en algunos casos, de forma verbal.
La importancia de este contrato radica en que constituye la base jurídica de la relación laboral, y cualquier omisión o error en su redacción puede generar problemas legales, conflictos internos o incluso sanciones. Por ello, conocer los elementos esenciales del contrato de trabajo y asegurarse de que están correctamente reflejados es una garantía tanto para la empresa como para el trabajador.
Tipos de contratos de trabajo en España
Contrato indefinido
Es la modalidad más estable del mercado laboral. El contrato indefinido no tiene fecha de finalización y garantiza al trabajador una continuidad laboral mientras no exista una causa legal para la extinción del vínculo. Puede formalizarse a jornada completa, parcial o incluso en modalidad fija-discontinua. Es el tipo de contrato que más derechos ofrece y el que más seguridad proporciona, siendo el preferido tanto por empleados como por legisladores.
Contrato temporal
Este tipo de contrato tiene una duración determinada, ya sea por obra o servicio, por circunstancias de la producción o para sustituir a otro trabajador. Debe incluir de forma clara la causa que justifica la temporalidad, ya que de lo contrario podría considerarse fraudulento. Aunque está regulado, es una modalidad cada vez más limitada por la legislación, que promueve la estabilidad laboral y penaliza el uso abusivo de contratos temporales.
Contrato formativo
El contrato formativo se dirige a jóvenes que combinan trabajo y formación. Existen dos modalidades: formación en alternancia (que permite compaginar el empleo con estudios) y contrato para la obtención de la práctica profesional. Su objetivo es facilitar el acceso al mercado laboral de personas sin experiencia previa, y sus condiciones están ajustadas a esta finalidad, incluyendo remuneraciones proporcionales y tutela del proceso formativo.
Contrato fijo-discontinuo
Se utiliza cuando la actividad laboral es intermitente pero se repite cada cierto tiempo, como en campañas agrícolas o trabajos estacionales. Aunque es un contrato indefinido, su ejecución se interrumpe y se reanuda periódicamente. Es muy útil para sectores donde la carga de trabajo fluctúa y se requiere reincorporar al mismo personal de forma recurrente. Debe incluir los períodos de actividad y el procedimiento de llamada.
Elementos esenciales de un contrato laboral
El primero de los elementos esenciales del contrato de trabajo es la identificación clara de las partes. Esto implica incluir los datos completos tanto del empleador como del trabajador: nombre o razón social, NIF, domicilio, y en el caso del empleado, también su categoría profesional. Esta información es clave para dejar constancia de quiénes se obligan legalmente bajo los términos del contrato.
Otro elemento fundamental es la descripción del puesto y funciones a desempeñar. El contrato debe especificar de forma clara y detallada cuál será el trabajo que realizará el empleado, bajo qué condiciones y con qué nivel de responsabilidad. Esto evita ambigüedades y protege a ambas partes frente a reclamaciones por incumplimientos o desajustes entre lo pactado y lo ejecutado.
La jornada laboral y el salario son también pilares básicos del contrato. Debe figurar el número de horas que el trabajador dedicará semanalmente, el régimen de turnos si aplica, y la retribución mensual o anual pactada. En este sentido, es obligatorio indicar el salario en el contrato de trabajo, incluyendo pagas extras, incentivos o complementos si los hubiera.
Por último, el contrato debe reflejar la duración (si es temporal) y el período de prueba acordado. Este tipo de cláusulas permiten ajustar la relación al tiempo pactado y prever una etapa inicial en la que ambas partes puedan valorar si continuar o rescindir el vínculo. Junto con los puntos anteriores, forman el contenido mínimo del contrato de trabajo.
Cláusulas adicionales recomendadas para empresas
Más allá del contenido obligatorio, es recomendable incluir cláusulas adicionales que refuercen la protección jurídica del empleador. Por ejemplo, cláusulas de confidencialidad para proteger información sensible, de exclusividad para evitar conflictos de intereses o de no competencia tras la finalización del contrato. Estas disposiciones permiten adaptar el contrato a las necesidades estratégicas de la empresa.
También es útil incorporar una cláusula de revisión o modificación contractual, especialmente si las condiciones pueden cambiar con el tiempo. En estos casos, conviene seguir criterios claros como los explicados en esta guía sobre enmienda a un contrato para que cualquier actualización esté documentada correctamente y firmada por ambas partes.
¿Qué documentos deben acompañar al contrato de trabajo?
Al firmar un contrato de trabajo, deben adjuntarse varios documentos obligatorios. Uno de ellos es el documento nacional de identidad (DNI) o NIE del trabajador, necesario para acreditar su identidad y su situación legal para trabajar. Sin este paso, la formalización del contrato carece de validez administrativa.
También es habitual que la empresa solicite copia del título académico o profesional que justifique la capacitación del trabajador para el puesto. En el caso de contratos formativos, esta documentación es imprescindible para verificar que el perfil cumple con los requisitos de acceso al programa.
Además, debe incorporarse el alta en la Seguridad Social del trabajador, junto con la comunicación del contrato al SEPE. Todo este conjunto forma parte de los requisitos de un contrato de trabajo válidamente constituido, y su omisión puede acarrear sanciones para la empresa.
¿Es obligatorio firmar el contrato de forma física o digital?
No. Hoy en día, el contrato de trabajo puede firmarse digitalmente con la misma validez legal que una firma manuscrita, siempre que se utilicen métodos que aseguren la identidad del firmante y la integridad del documento. Esto es especialmente útil para procesos de contratación en remoto o para reducir tiempos de gestión.
Soluciones como la firma electrónica para contratos de trabajo permiten enviar, firmar y almacenar contratos desde cualquier dispositivo con plena seguridad jurídica. Además, facilitan la automatización y el archivo, optimizando la gestión documental y minimizando el uso de papel.
Errores comunes al redactar un contrato de trabajo
Omitir elementos esenciales
Uno de los errores más frecuentes es no incluir todos los elementos esenciales del contrato de trabajo, como el salario, la jornada, el puesto de trabajo o el período de prueba. Esta omisión puede generar ambigüedades, reclamaciones legales o incluso la nulidad parcial del contrato.
Usar cláusulas genéricas o poco claras
Un contrato debe adaptarse al caso concreto. Incluir cláusulas vagas, mal redactadas o copiadas sin criterio puede provocar interpretaciones erróneas o dejar sin protección a la empresa. Es importante que el contenido del contrato de trabajo sea comprensible, específico y ajustado a la realidad.
No actualizar el contrato tras cambios en las condiciones
Cuando se producen cambios relevantes (salario, jornada, funciones), es obligatorio documentarlos mediante una modificación contractual firmada. Ignorar esta actualización puede invalidar partes del contrato o generar conflictos legales entre las partes.
No firmar el contrato por ambas partes
Parece básico, pero ocurre más de lo que se piensa: si el contrato no está firmado por ambas partes, no tiene validez jurídica. Ya sea en papel o digital, la firma es lo que convierte el acuerdo en vinculante. Dejar este paso sin completar supone un riesgo evitable.
Automatización y digitalización de contratos laborales: una ventaja competitiva
Digitalizar el proceso de redacción y firma de contratos permite a las empresas ser más ágiles, seguras y eficientes. Usar plataformas como PortaSigma no solo mejora la experiencia del empleado, sino que reduce errores, acelera incorporaciones y garantiza el cumplimiento normativo desde el primer día.
Del mismo modo, la automatización de documentos laborales libera al equipo de tareas repetitivas, estandariza plantillas, facilita el seguimiento de fechas clave y mejora el control documental. En un entorno cada vez más competitivo, contar con una gestión digital de los contratos de trabajo supone una clara ventaja operativa y legal.
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